domingo, 13 de septiembre de 2009

LinUs REvolUcIÓN


“(…)Carlos regresó a su hamaca, Asma sólo necesitaba solidaridad y aire. Le había dado la primera, lo segundo no estaba en sus manos. Asma debía seguir luchando solo con sus bronquios como él con sus pesadillas. ¿Por qué estaba allí aquel hombre?, se preguntó, ¿por qué no regresaba a su casa?, ¿de dónde sacaba las fuerzas para afrontar tras el esfuerzo bárbaro de la Caminata, las pruebas permanentes que imponía la Escuela?, ¿cuál era la fuente de su locura o de su terquedad?

Recordó al Che avanzando hacia los hierros retorcidos en el Muelle de La Coubre, los cuentos sobre sus ataques de asma durante la Invasión, y esta última palabra lo remitió al abuelo Alvaro atravesando con Gómez y Maceo los cañaverales en llamas para traer a Occidente la Guerra necesaria. Sintió vergüenza de sus pesadillas, de sus vacilaciones y murmuró, “No soy un obrero”, diciéndose que quizá se trataba de una cuestión de clase,deseando que esa fuera la explicación total del problema para sentirse relevado de su responsabilidad. Pero había algo más, porque dos de los cuatro rajados eran obreros, y si bien en la Compañía casi todos lo eran, también había desempleados, trabajadores por cuenta propia, oficinistas, estudiantes, técnicos e incluso un profesional de renombre, El Doctor, un ingeniero que, según Kindelán, era comunista. “¿Y tú”, le había espetado Carlos la noche de la confesión. Kindelán se rió de la tensión implícita en la pregunta y le respondió que sí, que él también era comunista porque los comunistas estaban locos, ¿se imaginaba querer cambiar el mundo?,¿querer acabar con la miseria, con el hambre y con la descojonación?, locos de a viaje estaban. Carlos sonrió mientras Kindelán seguía hablando, todos en la Escuela eran comunistas, algunos lo sabían y otros no, pero todos querían lo mismo, cambiar el mundo que era una mierda y, además, cambiarlo de a timbales, por eso estaban locos, ¿cómo si no aguantar la lluvia, el frío, la Caminata, las guardias y el carajo y la vela? ¿Prepararse para qué? ¿para una guerra contra los yankis, el imperio más hijoeputa del mundo, que además estaba ahí mismo, a la vuelta de la esquina? Locos de a viaje, hermano, no jodas (…)”.

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