sábado, 22 de agosto de 2009

El amor.....


Vosotros os apretujáis alrededor del prójimo y tenéis hermosas palabras para expresar ese vuestro apretujaros. Pero yo os digo: vuestro amor al prójimo es vuestro mal amor a vosotros mismos.
Huís hacia el prójimo huyendo de vosotros mismos, y quisierais hacer de eso una virtud: pero yo penetro vuestro «desinterés».
El tu es más antiguo que el yo; el tu ha sido santificado, pero el yo, todavía no: por eso corre el hombre hacia el prójimo.
¿Os aconsejo yo amor al prójimo? ¡Prefiero aconsejaros la huida del prójimo y el amor al lejano!

Más elevado que el amor al prójimo es el amor al lejano y al venidero; más elevado que el amor a los hombres es el amor a las cosas y a los fantasmas.
Ese fantasma que corre delante de ti, hermano mío, es más bello que tu; ¿por qué no le das tu carne y tus huesos? Pero tú tienes miedo y corres hacia tu prójimo.
No conseguís soportaros a vosotros mismos y no os amáis bastante: por eso queréis inducir al prójimo a que ame, y doraos a vosotros con su error.
Yo quisiera que no soportaseis a ninguna especie de prójimo ni a sus vecinos; así tendríais que crear, sacándolo de vosotros mismos, vuestro amigo y su corazón exuberante.
Invitáis a un testigo cuando queréis hablar bien de vosotros mismos; y una vez que lo habéis inducido a pensar bien de vosotros también vosotros mismos pensáis bien de vosotros.

No miente tan sólo aquel que habla en contra de lo que sabe, sino ante todo aquel que habla en contra de lo que no sabe. Y así es como vosotros habláis de vosotros en sociedad, y, además de a vosotros, mentís al vecino.
Así habla el necio: «el trato con hombres estropea el carácter, especialmente si no se tiene ninguno».
El uno va al prójimo porque se busca a sí mismo, y el otro, porque quisiera perderse. Vuestro mal amor a vosotros mismos es lo que os trueca la soledad en prisión.
Los más lejanos son los que pagan vuestro amor al prójimo; y en cuanto os juntáis cinco, siempre tiene que morir un sexto.
Yo no amo tampoco vuestras fiestas: demasiados comediantes he encontrado siempre en ellas, y también los espectadores se comportaban a menudo como comediantes.
Yo no os enseño el prójimo, sino el amigo. Sea el amigo para vosotros la fiesta de la tierra y un presenti¬miento del superhombre.
Yo os enseño el amigo y su corazón rebosante. Pero hay que saber ser una esponja si se quiere ser amado por corazones rebosantes.

Yo os enseño el amigo en el que el mundo se encuentra ya acabado, como una copa del bien,- el amigo creador, que siempre tiene un mundo acabado que regalar.
Y así como el mundo se desplegó para el, así volverá a plegársele en anillos, como el devenir del bien por el mal, como el devenir de las finalidades surgiendo del azar.
El futuro y lo remoto sean para ti la causa de tu hoy: en tu amigo debes amar al superhombre como causa de ti.
Hermanos míos, yo no os aconsejo el amor al prójimo: yo os aconsejo el amor al lejano.
Así habló Zaratustra.


Friederick Nieztche

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El amor al prójimo es la máscara del amor al hombre, a una mujer. Se es más piadoso amar a otro que amarse a uno mismo; y es ahí donde el superhombre trunca su posibilidad de encontrar la fuerza que debiera permitirle tramontarse al tiempo, al infinito. Se es más capaz de amar a otro por una negación al yo dice Zaratustra, se aplaca la posibilidad del real amor una vez asumida la promesa de compartir la vida con otro y es que es un infierno solamente. Intentar penetrar el cascaron de la vida de otro, del que se intenta amar; es solo el suicidio que espera atado a las puertas del hades a cada ser que sueña con alcanzar el paraíso poseendo al prójimo. No hay nada más errado que pensar que habrá alguien que se inmole por uno, como si se tratase de uno mismo ante el abismo. No hay nada mas irreal y estúpido que esperar calmo por una atención que jamás permanecerá quieta por nuestra voluntad en el alma del que se ama. Somos un infinito de intenciones y sufrimientos, un laberinto de sueños acumulados entre deseos de poseer y tener nada. ¿Crees que podrás ahogarte de la mano del que dice amarte?
Yo no intento crear nada que no se haya querido crear desde que tenemos razón los negadores del mundo irreal. Mi existencia no persigue la consumación continua de lo que soñamos como felicidad en esta terrenal jaula en que nos encontramos observándonos el uno al otro.
El infierno son los otros…

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